martes, 1 de julio de 2008

amour

Era un riesgo. Ellos lo sabían. Amarse puede llegar a costar caro.
Pero las hormonas rara vez hacen concesiones.
Por lo que continuaron decididos.
Después volvieron cada uno a sus respectivos domicilios,
sin saber lo que les esperaba.
A él le pusieron un revólver en la sien y jugaron a la ruleta rusa.
A ella la abandonaron con los niños.
Y a Cupido lo mataron con su propia flecha y le cortaron los testículos... por inconsciente.